miércoles, 11 de septiembre de 2013

A las cometas de Niquía se las llevó el viento



Agosto es referenciado por los bellanitas como el mes de las cometas debido a las fuertes corrientes de aire, pero perdió una de las tradiciones en lo que antes se conocía como las “mangas de Niquía,  ahora se recuerda por el olvido de sus planes. 



Algunos recordarán el plan de ir a elevar cometas al municipio de Bello, barrio Niquía,  incluía, cazar capitanes y renacuajos, pasar por las quebradas, observar las casas de los evangélicos, ir a los charcos, hacer sancochos, doblar un tobillo en un hueco, comprar paletas, turrones, bolis, trepar árboles, comer manzanita de color naranja, raspar rodillas y llegar con la ropa amarilla.
Los jóvenes más independientes, aunque no iban con sus familias, llevaban pan, salchichón y colombiana para tardear. Pero antes de comer, elevaban su propia “cometa” y era la causa de su apetito.
Estos eran los planes tradicionales de los domingos en el mes de agosto para algunas familias de Bello. Algunos habitantes catalogados como los de la “vieja guardia” relataron que son épocas que no volverán.
“Beto González” recordó una anécdota: “era de esos que marchaba con una bolsita, hasta cogía dos palitos y reemplazaba el papel con ella, le ponía pita para que arrancara el vuelo, como si fuera una cometa. Y con camisetas de fútbol, pantalonetas corticas, medias tobilleras y guayos jugaba fútbol por allá”.
“Magnolia Silva” indicó que: “Elevar cometas era un plan agradable para realizar en compañía de los hijos. Nuestra familia madrugaba a pelar el revuelto o realizaba una “moga”. En hojas de plátano o bijao empacábamos: arroz, huevo, chorizo, chicharrón, tajadas, pollo, carne molida y papa migada”.  Pero ahora están grandes y prefieren estar en el computador”.


Era un mes en el que las esquinas y glorietas se encontraban vendedores con “papagayos” y cometas.
Estella Silva recordó que: “en el colegio, antes de salir a vacaciones, a los niños los ponían a hacer las cometas de “papel globo” y  los costos eran relativamente económicos, con mil pesos se hacía una. Además mi esposo, era el que verificaba la dirección del viento, tiraba arena al aire o se mojaba un dedo, le ponía cola de tela a las cometas y le ayudaba a los niños cuando los halaba la cometa. También buscaba las piedras y la leña para hacer fríjoles, mondongo o sancocho, antes de iniciar con la cometa”.
Quizás en otras partes de Bello realicen Festivales de la Cometa, cada  3 ó 6 meses, pero no como antes que el festival, propuesto por las familias,  era cada 8 días.
¿A quién no se le reventó la pita y corrió hasta que la encontró en un árbol o en el techo de una residencia?










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